Texto BEATRIZ PORTINARI +alto Cada enero, sin importar la lluvia, nieve o suelo helado, se celebra una de las carreras de montaña más duras del norte de España, la Transcandamia. El equipamiento recomen-dado lo dice todo: camisetas térmicas, cortavientos, gorros técnicos, guantes y zapatillas de trail para recorrer un cami-no con las mejores vistas de León. La Transcandamia, cuya undécima edición se celebra el 15 de enero, es una compe-tición para corredores capaces de superar los 24 kilómetros con mil metros de desnivel positivo, que se alterna con prue-bas de distintos niveles: una carrera más corta, una Marcha Nórdica con bastones para recorrer siete kilómetros y la “Transcandarina”, para todos los públicos. Pero no es la túnica ruta para descubrir la provincia. Tierra de leyendas, tesoros y bosques centenarios, León es el esce-nario idóneo para senderistas y amantes de la naturaleza que quieran sentir el aire fresco en la cara. Los valles y lagunas glaciares, antiguas minas auríferas, imponentes macizos rocosos o los recorridos bajo tierra componen la mayor con-centración de Reservas de la Biosfera del mundo: los Ancares Leoneses, los Argüellos, valles de Laciana, Babia, Omaña y Luna, el Alto de Bernesga y Picos de Europa. Rutas invernales entre vestigios glaciares El Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre —en el noreste de la provincia, con senderos que transcurren entre arboledas como el Sabinar de Crémenes, el Bosque de Hormas o el Pinar de Lillo—, esconde la Reserva Geológica del Complejo Glaciar de Mampodre, que permite al excur-sionista descubrir los vestigios glaciares de la época del Pleistoceno, en forma de circos, valles en artesa, lagunas y morrenas. Otra ruta con nombre propio es las Tres Marías, corres-pondiente a tres picos, que parte del pueblo de Casares de Arbas, en plena Reserva de la Biosfera Alto Bernesga. El sen-dero, de algo más de 11 kilómetros, ofrece un recorrido por el Valle de Gistredo y de Arbas, que en verano suelen frecuen-tar caminantes y ciclistas, aunque de noviembre a abril es recomendable el tránsito con raquetas de nieve o esquís de travesía, que se pueden alquilar en las localidades cercanas. En El Bierzo, tres valles componen la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses, donde el patrimonio natu-ral compite con el etnográfico, con arquitecturas como las pallozas, viviendas de piedra y tejados de paja de centeno, y los banzaos, presas que servían para derivar el agua del río como riego. “Es de origen glaciar, con picos altos de más de 2.000 metros. Recomendamos rutas para todos los senderis-tas, los experimentados en busca de recorridos más técnicos, como el ascenso a Picos Cuiña y Miravalles por Puerto de Ancares, y familias con niños, que pueden recorrer fácilmen-te los viejos caminos”, explica Jorge Ovalle, miembro de la Asociación de Turismo Ancares Bierzo y gerente del Hotel Rural Valle de Ancares, en Pereda de Ancares. En primavera, estos valles se tiñen de lila y morado por el monte bajo de brezo, y de amarillo por los narcisos autóc-tonos. Se camina entre robles, abedules, acebos y castaños, entre los que destaca el Castaño de Cantín, en Villasumil, de 800 años y un perímetro de casi 15 metros. A salvo de mira-das indiscretas conviven osos y lobos, cabras montesas, cier-vos, corzos, liebres y aves, como águilas culebreras, buitres y cárabos. Minas de oro y tesoros subterráneos En la comarca destaca el paisaje insólito, lunar y cobrizo de las antiguas minas romanas de oro de La Leitosa y la senda de las Barrancas Rubias, que parte del pueblo de Veguellina. En La Leitosa, como en las Médulas, el sistema de explota-ción Ruina montium de los romanos ha dejado vestigios de la compleja obra hidráulica para extraer el oro de las montañas. Pero, en las Médulas, Patrimonio de la Humanidad al que se accede en coche desde Carucedo, además de las pano-rámicas y la explicación de la minería aurífera romana en el Centro de Visitantes, también se puede explorar bajo tierra los 100 metros de un antiguo conducto de agua de la explota-ción minera, conocido como las Galerías de Orellán. Otra parada puede ser en la Reserva de la Biosfera de los Argüellos, en la Montaña Central, que ostenta otro tesoro: la Cueva de Valporquero, donde más de un millón de años de roca caliza ofrecen diferentes rutas entre estalactitas y estalagmitas. Los excursionistas pueden continuar entre el Hayedo de Valporquero y las Hoces de Vegacervera, Espacio Natural Protegido, con desfiladeros de más de 100 metros de altura. Un paisaje que recuerda a la Garganta del río Cares, en Picos de Europa, con salida desde el pueblo de Caín en la vertiente leonesa. El sendero entre las paredes verticales y el abismo es un recorrido que atraviesa puentes, cuevas, gru-tas y ventanas abiertas en la roca para contemplar la llama-da “Garganta Divina”. Solo necesitaremos calzado cómodo, nuestra propia cantimplora con agua y ganas de caminar. Caballos en Riaño © Rubén Earth/ Getty Images. En la reserva de Anciles, en Riaño, se puso en marcha un proyecto de repoblación de caballos salvajes, con la introducción de pottokas, raza cántabro-pirenaica emparentada con los cercanos asturcones.