El recibidor Bandini’s Hotel Antiga Casa Buenavista La Paloma El recibidor Dicen los que saben que las tres décadas de oro del inte-riorismo contemporáneo son los esplendorosos cincuen-ta, la alegría audaz de los sesenta y la personalidad de los setenta, que es precisamente cuando nacieron los tres fundadores de este espacio dedicado al diseño indus-trial. En esta tienda, la estrella es el impecable estilo mid century, conocido por su funcionalidad, presencia y gran calidad. Encontraremos también a la venta rarezas nór-dicas de Børge Mogensen, Ingmar Relling, Poul Volther o Sigvard Bernadotte, y clásicos de aquí, como la lámpara Cestita o la silla Salvador, ambos de Miguel Milá. Calàbria, 85. elrecibidor.com Bandini’s No sabemos si los dueños son fans de John Fante (su alter ego, Bandini, es el nombre del protagonista de sus novelas), pero una cosa es segura: son unos apasionados de los vinos naturales. Carmen (andaluza) y Povel (sue-co) recorren Europa –Málaga, Jura, Granada, Ródano, Mallorca, Lazio...– y demuestran un ojo infalible y una ligereza, que también se refleja en la carta de platos para compartir con toques escandinavos. Todo estacional, aparentemente sencillo (como si lo sencillo fuera fácil), con un buen humor espontáneo que está en el ambien-te y que no se puede falsificar. Manso, 42. bandinisbarcelona.com Hotel Antiga Casa Buenavista En su anterior vida, en 1918, la Buenavista fue una casa de comidas de cocina catalana tradicional regentada por Mateu Molleví y su esposa Conxita. Un siglo después han sido los hermanos Àlex y Guille Molleví, bisnietos de los fundadores, quienes han hecho realidad, junto a su padre el proyecto de reapertura. El imponente edificio, al lado del Teatro Goya, acoge ahora un restaurante y un hotel de 43 habitaciones. Los suelos hidráulicos, los techos de bóveda, el patio interior y la carta de platos de toda la vida mantienen el espíritu de antaño. Ronda de Sant Antoni, 84. hotelcasabuenavista.com La Paloma Más de quince años de cierre hacían presagiar lo peor, pero ahí está: la sala de baile más popular de la ciudad –fundada en 1903– ha vuelto a abrir, e incondicionales de todas las generaciones han peregrinado a este clá-sico de terciopelo rojo. Los mayores bailan “agarraos” por la tarde, los jóvenes llenan el local de noche. El momento más felliniano son esas pocas horas en las que ambos se cruzan y comparten banda sonora y espí-ritu festivo. Su localización escondida –Raval con un pie en Sant Antoni– la hace a la vez popular y clandestina. Tigre, 27. lapaloma.com