13.00 horasLos tres monumentos megalíticos 10.00 horas Un desayuno energético y genuino 12.00 horasLas huellas de una intensa historia Recorrer las callejuelas de Antequera devuelve la necesaria tranquilidad. El historiador José Escalante director del Museo de la Ciudad de Antequera. Clásico desayuno: mollete antequerano con jamón ibérico, aceite de oliva virgen extra y tomate. 10.00 horas Un desayuno energético y genuino En los años 20 del siglo pasado, el antequerano Pedro Soto –conocido como El Maera– decidió dar un paso más en el negocio de construcción de carros que regentaba. Empezó a ofrecer vino a sus clientes y... funcionó, tan bien que pronto comenzó a venderlo a granel. Con el tiempo su negocio pasó a ser más un bar que una carpintería. Es el origen de la cafetería A la fuerza, que la familia de Enrique García gestiona desde 1955. Ofrece deliciosos churros con chocolate, pero aquí la estrella es el mollete, panecillo ova-lado con miga esponjosa ideal para desayunos. “Los elabo-ra Antonio Paradas en un horno de leña, de los pocos que quedan ya. Son una pasada”, explica García con pasión. El más clásico se sirve con tomate, aceite virgen extra y jamón ibérico cortado a cuchillo, pero hay variedades con beicon, huevos fritos o tortilla. “Energía para recorrer la ciudad”, añade el restaurador, que habla con pasión del lugar don-de nació. “Hay un patrimonio enorme”, subraya quien cree que “Antequera es la gran desconocida”.A la fuerza. Alameda de Andalucía, 32. 12.00 horas Las huellas de una intensa historia A finales del siglo XVIII, el municipio quiso restaurar su alcaza-ba árabe. No tenía dinero, así que se decidió vender un terreno público para costear las obras. Era una zona boscosa de encinas y alcornoques y, desde entonces, a la fortaleza se le conoce popu-larmente como castillo de Papabellotas. Su vista es imponente. Y su acceso, sencillo: basta superar la plaza de San Sebastián, ascender los escalones de la cuesta San Judas y atravesar el Arco de los Gigantes. Junto al recinto se levantó en el siglo XVI la Real Colegiata de Santa María, el mejor ejemplo renacentista de la localidad y uno de los más interesantes de Andalucía. La zona trae como regalo una panorámica de la ciudad desde las murallas. A sus pies, la plaza del Coso Viejo esconde el Museo de la Ciudad de Antequera, un atractivo y sorprendente recorrido por la histo-ria local. “Hay pocos espacios tan completos como este”, relata su director, José Escalante. Acoge un importante patrimonio y desta-can dos piezas de gran singularidad. El Efebo –bronce romano del siglo I– y un San Francisco de Pedro de Mena, del siglo XVII. Museo de la Ciudad de Antequera. Plaza del Coso Viejo s/n. 13.00 horas Los tres monumentos megalíticos Cruce de caminos y con tierras fértiles, Antequera atrajo siempre al ser humano. Lo confirman los recientes yaci-mientos excavados al pie de la Peña de los Enamorados. Esta montaña, monumento natural, era ya venerada por los primeros habitantes de la comarca. Hacia ella se orientó, hace unos 5.600 años, el Dolmen de Menga, increíble construcción con rocas enormes de hasta 170 toneladas. Es la estrella del conjunto dolménico –Patrimonio Mundial– que incluye el Dolmen de Viera, a pocos metros del anterior. Hay un tercero, El Romeral, situado a unos kilómetros. “Es el más moderno y mi favo-rito. Está mejor conservado y suele estar más tranquilo”, destaca Manuel Romero, arqueólogo municipal desde hace más de tres décadas. El especialista señala también la villa romana –junto a la nueva estación de AVE– como uno de los grandes hitos de la ciudad: “Es espectacular, palacial, con grandes mosaicos. No defrauda”. Dólmenes de Antequera. Carretera de Málaga, 5.