Texto JAIME LORITE +alto El pito o picamaderos negro, de la familia de los pájaros car-pinteros, necesita árboles con un tronco de, al menos, 30 centímetros de diámetro para poder vivir. Antes de la decla-ración del Parc Natural de las sierras del Cadí y el Moixeró por parte de la Generalitat de Catalunya, en 1983, la espe-cie, típica de la zona, se encontraba en retroceso. “Fue esa nueva gestión forestal que respetaba los árboles de gran diá-metro la que permitió que el pito negro resurgiera”, explica Jordi García Petit, director del Parc. Actualmente, este ave es símbolo del espacio natural, pese a que, como García reco-noce, su repunte ha sido de tal magnitud que ya ni siquiera es la criatura autóctona más representativa, puesto que se encuentra en expansión en toda la península. Se trata solamente de un ejemplo de la utilidad y virtud de esta demarcación. Situada entre las provincias de Barcelona, Girona y Lleida, con más de 450 kilómetros de sendero seña-lizado, el Parc Natural del Cadí-Moixeró se presenta como uno de los grandes entornos peninsulares a descubrir para los aficionados a la alta montaña. Uno de sus grandes reclamos es el Pedraforca, “montaña a la que tener respeto si quere-mos subir a su cima”, advierte Jordi García. Su singular silue-ta, en forma de U, la ha rodeado de leyendas sobre brujería: se decía que en el collado entre sus dos picos se celebraban aquelarres, y que desde ahí las nigrománticas lanzaban hue-sos de gato hervido para pedir un don. Un paseo lleno de especies únicas Del mismo modo que el director del Parc Natural ve más aconsejable, dada su dificultad, dar una vuelta de 360 grados al macizo de Pedraforca en lugar de ascender, las posibilida-des que ofrece el recinto en cuanto a rutas son muy diversas, con el aliciente de descubrir una fauna y una flora muy poco comunes. “Contamos con el 50% de los espolones montaño-sos (delphinium montanum) de Europa, una planta emble-mática aquí, por escasa. También está el perejil de rebeco. Y luego hay zonas con árboles monumentales, como el especta-cular abetal del municipio de Riu de Cerdanya”, indica. Si se entra por Bagá, que es donde se encuentran las ofi-cinas del Parc Natural, está la opción de tomar la carretera asfaltada hasta Coll de Pal, a 2.100 metros de altura, y des-de ahí realizar dos rutas a las que dan nombre los singulares animales que el visitante encontrará destacadamente en el camino: la Ruta del Piquituerto, un pequeño pájaro típico en bosques de coníferas, y la Ruta de la Marmota. Y otra entra-da que propone García es desde la parte de Alp: cogiendo el telecabina de La Molina, se puede subir a la cima de La Tosa, a 2.500 metros de altura, y admirar una impresionante panorámica del valle de la Cerdanya. Esquí, fiesta y gastronomía Con una red de refugios en el interior del Parc Natural y 17 municipios en su entorno, el alojamiento es adaptable al propósito con que uno acuda a las sierras. Uno de los planes más populares es el del esquí, puesto que la estación de La Molina cuenta tanto con temporada de invierno como de verano. También hay exposiciones permanentes en las ofi-cinas, una ruta dedicada a aprender acerca de las antiguas explotaciones mineras o, por supuesto, un núcleo histórico lleno de vestigios medievales, heredados de los siglos XIII y XIV. Emergen con fuerza Bagá y Bellver de Cerdanya, don-de visitar ermitas románicas e iglesias con retablos barrocos. Y ese gran patrimonio lo conforman igualmente tradiciones bien conservadas, como la fiesta navideña de la Fia-Faia, pro-pia de esos pequeños pueblos, donde se produce un descen-so con antorchas para celebrar el solsticio de invierno. Sus decenas de productores locales redondean la expe-riencia en el Parc Natural. “En el lado sur, por la comarca del Berguedà, hay un tipo de maíz blanco que llamamos escairat, a base del cual se elabora un caldo de invierno, y también tenemos un guisante negro al que se deja secar, se hierve y está delicioso”, describe el director Jordi García. “Y en ambas vertientes es típico el trinxat, un guiso de alta montaña de col y patata con tocino. También quesos artesanales, mermela-das... Me apasiona, ¡te lo vendería todo!”. Josa de Cadí © Sergi Boixader / Alamy Stock Photo El Parc Natural del Cadí-Moixeró se encuentra entre las provincias de Barcelona, Girona y Lleida, con más de 450 kilómetros de senderos. El pueblo Josa de Cadí, integrado en el municipio de Josa Tuixent, se encuentra dentro del Parc.