+alto Al norte de la Península Ibérica, allí donde una línea imaginaria separa España y Portugal desde 1146, cuando Alfonso I arrebató a Alfonso VII de León la independencia del país vecino, existe un territorio dividido por La Raya, la frontera más antigua de Europa, pero hermanado en tradiciones y riqueza paisajística. Una zona pro-tegida que alcanza desde el Parque Natural Lago de Sanabria y sierras Segundera y de Porto, con bosques de roble y cauda-losos ríos que comunican entre sí lagos de origen glaciar, hasta el Parque Natural de Montesinho, en la región portuguesa de Trás-os-Montes, que cubre la parte norte de Bragança y Vinhais. Lo popular en esta área es visitar Puebla de Sanabria, el pue-blo más famoso del parque natural zamorano, o navegar a bordo de un crucero de interpretación subacuática por el lago de Sanabria. Pero si el espíritu aventurero es mayor, conviene dirigir la aten-ción hacia el sur de la sierra Segundera, donde hay gran can-tidad de corzos y venados, muchísimos riachuelos, pozas y cas-cadas y una vegetación exuberante en verano. “Es un paisaje de montaña auténtico, coronado por Peña Trevinca”, describe Daniel Hernández, propietario de Aventuraza, empresa de turismo activo que ofrece experiencias en la zona como descubrir el mundo de la apicultura o realizar el Anillo del Lobo en bici. “Se hace en bici-cleta eléctrica por etapas, de unos 50 o 60 kilómetros cada una, y duermes cada noche en un hotel rural. Dos de cada diez veces está asegurado el avistamiento de lobos”. ¿Y qué ocurre si el visitante no consigue toparse con el emble-mático animal? No hay problema, se puede tener contacto visual desde los miradores del Centro del Lobo Ibérico Félix Rodríguez de la Fuente, en Robledo de Sanabria. “Las diferen-tes manadas (actualmente hay catorce ejemplares) se encuentran en entornos 100% naturales, lo que permite verlos en su estado natural. Durante las visitas, los asistentes pueden comprobar las peculiaridades del lobo, su forma de alimentación, su fisionomía y valores naturales”, asegura su director, Jesús Palacios. Tejos centenarios y una cascada única Muchas son las rutas que se pueden hacer en el Parque Natural Lago de Sanabria y sierras Segundera y de Porto. Una es la que transcurre por el bosque del Tejedelo, en los alrededores de Requejo de Sanabria. “Los tejos son inmensos, tienen entre 500 y 600 años y están escondidos entre robles, pues al contrario de lo que sucedió en sierra de la Culebra no hubo una repoblación forestal a base de pinos”, prosigue Daniel, que recomienda tam-bién ir hasta la cascada de Aguascernidas, bastante más desco-nocida que la de Sotillo. No entienden de divisiones territoriales los lobos, especie que se desplaza con total libertad hacia el sur del Duero desde que fue protegida en 2021. Es por ello que, por ejemplo, se pueden encontrar junto al peculiar y dual pueblo de Rihonor de Castilla, llamado así en su mitad española y Rio de Onor en su mitad por-tuguesa. “El lobo es permeable, cruza la frontera. Se ve muy fácil por la mañana y al final de la tarde en primavera y otoño; también corzos, jabalís y zorros”, explica Telmo Cadavez, dueño de Cepo Verde, emprendimiento de turismo de naturaleza enclavado en el Parque Natural de Montesinho, declarado Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA). La mayor producción de castañas de Europa La ruta de los castaños del parque luso es su mayor reclamo. “El centro geográfico está repleto de castañares, no hay que olvidar que el distrito de Bragança es la principal región de producción de castañas a nivel europeo”, prosigue el portugués, que también realiza excursiones para ver la berrea y paseos en todoterreno por la Serra de Montesinho. “Subimos hasta lo alto, al Pico Lama Grande, con 1.400 metros sobre el nivel del mar, un macizo gra-nítico en el que no hay apenas vegetación, pero sí mucho silencio y enormes esferas circulares de piedra del tamaño de una casa, cuya procedencia es intrigante”. Por lo visto, llegaron hace miles de años arrastradas por el glaciar de Sanabria y, con el deshielo, se quedaron atrapadas en la cumbre. Las rocas, al igual que los lobos, tampoco entienden de fronteras. Lobo Lago de Sanabria © Miguel A. Quintas V. / 500px/Getty Images. Texto Marta Sahelices +alto A Desde 2021, el lobo ibérico es una especie protegida y se desplaza aquí con total libertad.