+de 200 KM/H Seguir leyendo Patio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada (izda.). La escritora Paula Puigmartí, en su Librería Inusual, una de las más queridas de la ciudad (dcha.). El Paseo de los Tristes dio nombre a la obra mítica del poeta Javier Egea (abajo). De Ibn al-Jatib a Ángeles Mora, de Diego Hurtado de Mendoza a Elena Martín Vivaldi, de Rafael Guillén a Antonio Carvajal o Luis García Montero, la palabra es aquí oro. Sus nombres fueron argumentos, junto a archivos, bibliotecas, hemerotecas, revistas, escuelas, residencias, talleres, editoriales, imprentas o librerías, para que en 2014 la Unesco designara a Granada como Ciudad de Literatura. Su producción en verso y prosa es permanente. “La profunda relación con las letras tiene que ver con la belleza exis-tente por todas partes”, asegura Laura García Lorca, sobrina del poeta y directora de la Fundación García Lorca. La figura del también prosista y dramaturgo se desparrama por las calles granadinas. Lo hace en el Sacromonte, donde estudió de manera profunda el flamenco. También en la Huerta San Vicente, donde disfrutaba sus vacaciones veraniegas. O en el corazón de la ciudad, allí donde en 2015 abrió sus puertas el Centro García Lorca (Plaza Romanilla, s/n). Este moderno edificio da cabida al ingente archivo sobre la vida y obra de su protagonista, pero también acoge actividades relacionadas con las artes vivas. “Es un lugar de encuentro al que debemos mucho”, sostiene la joven poeta María Elena Higueruelo, de 28 años, nacida en Torredonjimeno (Jaén) y que ya es una granadina más, desde que, hace una década, se des-plazase para enrolarse en la Universidad de Granada. Los números han estado tan presentes como las letras en la vida de María Elena. Llegó en 2012 para estudiar Matemáticas, y ya en el último curso obtuvo el premio de poesía Antonio Carvajal. Luego estudió el grado de Literaturas Comparadas y finalmente compagina la investigación para su doctorado con la docencia. Los reconocimientos le llegaban mientras tanto, como el Adonáis en 2019 y el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández en 2021. ¿De dónde sale su poesía? “Granada ha sido una pie-za fundamental en mi educación sentimental y literaria”, aclara Higueruelo, que destaca la hospitalidad de la ciudad, su continua transformación y cómo sus reducidas dimensiones hacen que la oferta cultural esté atravesada por una fuerte dimensión afecti-va. Cuando puede, suele escaparse a los que denomina “peque-ños simulacros de naturaleza”. Son zonas con árboles y vegeta-ción, como los jardines de La Alhambra o el Parque García Lorca, que le sirven de puntos de fuga de la vida urbana. Lo hace también el Paseo de los Tristes. A orillas del río Darro y repleto de romanticismo, dio nombre al poemario publicado en 1982 por el granadino Javier Egea, miembro del movimiento poético La otra sentimentalidad, junto a Luis García Montero y Álvaro Salvador. La Biblioteca Universitaria de Granada, ubicada en el antiguo Hospital Real (Av. del Hospicio, s/n) es uno de los rinco-nes favoritos de jóvenes poetas de la generación de María Elena Higueruelo, que también señala la Librería Inusual (Natalio Rivas, 7) como lugar especial. Está impulsada por Paula Puigmarti y Guillem Galbany, de 32 y 33 años respectivamente. Fue ella, nacida en Barcelona y criada en Almería, quien se mudó a Granada para estudiar Historia del Arte. “Me quedé enamorada de la ciu-dad y volví”, recuerda quien no sabe muy bien cómo acabó ligada al mundo de los libros. “La vida me fue llevando a ellos”, sostiene. En septiembre cumplen su tercer aniversario y ya son referentes por su apoyo a los autores locales. También a artistas de diferentes disciplinas, como fotografía o ilustración, cuyas obras muestran en su precioso local. “Granada es muy inspiradora, y no solo para las letras”, confirma Puigmarti, quien en 2022 presentó su primer libro: ¿Qué piensa mi padre? La medio barcelonesa medio anda-luza destaca, además, la presencia de estudiantes procedentes de numerosos lugares –tanto nacionales como internacionales– y cómo esa fusión “impulsa más la imaginación”. “Ahí está una de las claves: la universidad es fundamental en esta ciudad”, señala Pepa Merlo, escritora, investigadora, docen-te e incluso propietaria de una editorial, El Envés. La especialista relata la omnipresente presencia de la institución a lo largo de la historia. Lo hizo ya en el siglo XIV cuando Yusuf I mandó construir La Madraza (hoy en el número 14 de calle Oficios, escondida entre comercios junto a la catedral) para convertirse en la primera universidad pública de Al Andalus. Y ocurre en la actualidad con la Universidad de Granada (UGR), gracias a un alumnado formado por más de 60.000 estudiantes. La institución cumple cinco siglos en 2031, tiempo en el que la vida universitaria ha influido tanto en la ciudad como la ciudad en ella. Ello ha permitido que se sucedan las generaciones de hombres y mujeres dedicadas a la literatura. “Unas se pisan con las siguientes, siempre hay continuidad”, apun-ta Merlo. La autora y editora señala como una de las posibles razones de esa producción “el ensimismamiento de la ciudad entre monta-ñas, con la sierra blanca de fondo y el frío invernal. Hay una vida como más íntima, aunque también es inspirador abrir la ventana y ver La Alhambra”, afirma Merlo, que ha residido toda su vida en distintos puntos del Albaicín, otro de los puntos neurálgicos de las letras granadinas donde, además, vivieron grandes como Enrique Morente. Un barrio del que García Lorca dijo que las casas están colocadas “como si un viento huracanado las hubiera arremolinado así” mientras, enfrente, “las torres doradas de la Alhambra enseñan recortadas sobre el cielo un sueño oriental”.