jóvenes talentos Pròsper Riba Vilardell es la temperatura que se requiere para fundir el vidrio y que adopte su necesario comportamiento viscoso y flexible. 2000º Un Héroe dEL VIDRIO SOPLADO Texto JAIME LORITE Seguir leyendo El aprendizaje del arte del vidrio soplado ha llevado a Pròsper Riba a lugares como Suiza, Alemania o los bosques checos de Bohemia. El arte del vidrio soplado atesora más de 5.000 años. La técnica de dar forma a jarrones, vasijas o esculturas moldeando el cristal flexible con el soplo se ha protegido e incluso transmitido, a veces, en secreto, por su gran valor. El artista Pròsper Riba (Barcelona, 1992) se adentró en este oficio cuando estudiaba Modelismo Industrial en la Escola Massana de la Ciudad Condal. “Trabajando en mi proyecto final, en una lámpara de vidrio termoformado, me di cuenta de que había poca información, así que indagué y acabé en un taller de Basilea, en Suiza, donde se realizaban trabajos artesanales en vidrio”. De ahí, a trabajar junto al maestro suizo Matteo Gonet y después colaborar con el Museo del Vidrio de Vimbodí i Poblet (Tarragona) y la Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia), fue todo muy rápido. Es el valor del talento de este treintañero que se desenvuelve como un maestro en un oficio de otro siglo. Riba, además, es la persona tras The Glass Apprentice, la marca con la que produce y distribuye sus diseños, aunque él se reivindica como eterno aprendiz: “No quería llegar a maestro, si entendemos llegar ahí como darlo todo por sabido. Para mí, no había un punto de llegada, sino un camino sin fin de aprendizaje y experimentación”. Pero usar el ingenio y las manos no es materia habitual de su generación, su profesión tiene mucho de vuelta a otro tiempo: “Trabajar con fuego es algo muy primario y atractivo. El calor y la luz doblan y consumen materiales, pero no creo que sea volver a los orígenes. Hacer vidrio requiere de mucha destreza física y mental. Hay que estar siempre preparado para el fracaso”.